Madrid, una ciudad acostumbrada a grandes eventos en los que ha mostrado su capacidad de acogida y de organización, se pone a prueba, una vez más, en el encuentro del Papa con jóvenes de todo el mundo. Un acontecimiento en el que la ciudad pone en juego su alma, su espíritu de hospitalidad, de fraternidad, de solidaridad y apertura a todos los peregrinos que la visitarán durante los días de la Jornada Mundial de la Juventud.
Sin embargo, ya están surgiendo voces en contra de la visita del Papa y que se están organizando para manifestar su oposición paralelamente a los acontecimentos de la JMJ, incluido el famoso movimiento de los "indignados" del 15M (¡quién lo iba a decir! los que proclamaban que eran tolerantes, democráticos y abiertos a todas las ideologías y formas de pensar). Pero ello no debe enturbiar la oferta que la Iglesia, y el Papa en su nombre, hace a toda persona de buena voluntad de tener la oportunidad de compartir lo que cada uno es y tiene para que todos podamos crecer.
Y es ahí donde la JMJ tiene sentido, pues la Iglesia nos ofrece y comparte con todos el tesoro que tiene: Jesús de Nazaret, su mensaje y su forma de vida, que ha dado sentido y felicidad a millones de personas en todo el mundo y en toda la historia, dede hace 2000 años. Y, en esta ocasión, ha tocado a la ciudad de Madrid y a su Iglesia archidiocesana asumir dicha responsabilidad.
Y Madrid está preparada, como ha mostrado en otros acontecimientos, a compartir su alma con todo peregrino que venga a la JMJ. De eso va el vídeo que os traigo hoy, del alma que la ciudad de Madrid quiere compartir con sus visitantes, que, en última instancia, no es más que los brazos y el corazón abiertos de los madrileños, que queremos ofrecer lo mejor que tenemos y que hemos ido conservando a través de nuestra cultura y de nuestra historia, para hacer, entre todos, una sociedad mejor, más humana, más justa, más fraterna y abierta a todos. ¡Ójala, sea así!
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