Ciertamente, el camino de la paz no es fácil... No es simplemente la ausencia de guerra o de agresión... Se trata de romper la rueda de la violencia, que se autoalimenta, de devolver bien por mal, de no responder como el violento espera que se responda a su agresión, para, así, poner en evidencia su actitud egoísta y desproporcionada ante el no-violento.
Pero, para ello, hace falta tener muy claro que la paz es el verdadero camino, albergar mucho amor en el corazón y tener el coraje de asumir la agresión del violento, devolviéndole la mano tendida en señal de perdón y de reconciliación... Es el único camino para curar las heridas de la violencia.
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