En principio, no fue este blog pensado para hacer crítica social o política, al situarse en un ámbito educativo concreto. Pero acabo de conocer un vídeo que no me resisto a compartir con todos, por su carácter ejemplificante, que puede ser mostrado con una finalidad didáctica, pues creo que constituye un ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otro modo, sobre todo en los tiempos de crisis y de recortes que vivimos, en los que la austeridad se nos presenta como una opción válida y necesaria en nuestro modo de vida.
El vídeo en cuestión muestra, en un par de minutos, de forma sencilla y breve, cómo es la vida de un diputado en Suecia, quien, lejos de lujos y privilegios, atiende personalmente todos los aspectos de su vida personal y laboral, sin asesores, ni secretarias, ni chóferes, y en apartamentos modestos, pero funcionales.
Después de ver el vídeo, entiendo que es fácil hacer comparaciones que pueden llevar a una cierta crítica con el modo de vida de nuestros políticos. No es mi intención afirmar que el modelo sueco sea el ideal, ni que el nuestro sea del todo desatinado, pero creo que sería bueno plantearse la reflexión que es posible hacer las cosas de forma más austera y eficaz, no sólo en lo político, sino en todos los ámbitos de nuestra vida. La cuestión sería considerar la necesidad de rebajar las pretensiones de calidad de vida por arriba para poder aumentar dicha calidad de vida por abajo, es decir, que todo ciudadano pudiera llegar a tener una vida digna y con una cierta calidad, sin que nadie se quedara al margen.
Esta filosofía de vida, que ahora se está planteando con el nombre de "decrecimiento", creo que enraiza muy directamente con la Doctrina Social de la Iglesia y con el Evangelio de Jesús. Esa es la razón principal por la que hoy traigo este vídeo. Si tenemos claro que, lo que cada uno hacemos, repercute en la colectividad de alguna manera, podemos estar en el primer paso hacia un cambio de mentalidad, que se traduzca en un cambio de modelo de vida que sea más justo, más humano y más solidario para todos. ¿Una utopía? Es posible,... o tal vez no.
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