Cambiar de actitud: ¡Abrazos gratis!

Hace algún tiempo tuve conocimiento de un hecho insólito que me llamó la atención: un individuo pasea por una calle transitada de público con un cartel que alza con sus brazos para que se vea lo que pone en él: "Abrazos gratis".

La primera impresión es de perplejidad y es fácil que te dé por pensar: "¿estará en sus cabales?"; "¡no tendrá quien le quiera!"; "¡hay gente que se aburre mucho";... Pero sigues viendo las imágenes y lo sorprendente es que hay gente que se acerca y se funden en un abrazo cordial, intenso, alegre, amistoso,... como si se conocieran de toda la vida y lo más seguro es que no se hayan visto antes.

Tras el primer impacto, te pica la curiosidad y empiezas a investigar y te enteras que la cosa empezó en Sidney (Australia), en el año 2004, cuando un hombre, con un cartel por la calle, ofrecía "Free hugs" ("Abrazos gratis") y lo hacía de forma consciente, sincera, alegre y reiterada, pues salía todos los jueves a regalar abrazos a todo el que los quisiera, por la misma zona. En el año 2006 se expande el movimiento por todo el mundo, no porque se planeara, sino porque empiezan a surgir, en varias partes del mundo, personas que, como en el primer caso, cambian de actitud en su relación con el entorno.

Y eso es lo que marca la diferencia: "cambiar de actitud"; pues si queremos cambiar nuestro entorno más próximo, hay que empezar por nosotros mismos, por un cambio interior, una conversión del corazón, que te abra al otro, para acogerle y formar un "nosotros" que enriquece a ambos. Eso es a lo que nos invita el siguiente vídeo, con la pretensión más ambiciosa de "cambiar de actitud, para cambiar el mundo".



Y entonces todo empieza a encajar. Y empiezas a entender por qué una persona sale a la calle a ofrecer abrazos. Y surge la reflexión: ¡qué gran idea: fácil, sencilla, barata y al alcance de cualquiera! ¡Sólo hay que "cambiar el chip"! ¡Y cuánto beneficio aporta un abrazo para el que lo recibe!

Un abrazo habla de cercanía, de confianza, de amistad, de afecto, de ternura, de compartir momentos (buenos y malos), de apertura al otro, de relación, de fraternidad, de colaboración, de amor,... (seguro que a tí se te ocurren también otros beneficios que podemos obtener con un abrazo). Y digo yo: ¿no es eso lo que buscamos en la vida?, ¿no buscamos ser felices?, ¿lo podemos ser sin los demás? Es obvio que no y, por tanto, tiene sentido que promovamos y busquemos las relaciones fraternas y solidarias con los demás, porque sólo así podrá nuestro corazón encontrar la plenitud de vida que anhela, que todos buscamos.

Tras esta pequeña reflexión empiezo a entender y me surge una tremenda ternura por ese hombre con un cartel, que podría ser catalogado como "loco", "perturbado", "chiflado", pero que, en el fondo, desborda un gran amor que busca expresarse, comunicarse, darse a los demás (como así lo fue, aunque superándolo con creces, el amor de Jesús de Nazaret, que le llevó a darlo todo gratis, incluso la vida).

Y ese amor, puro, desinteresado, gratuito, se percibe cuando se encuentra con un corazón que está en búsqueda, insatisfecho con las banalidades de la vida, atento y dispuesto a aferrarse al tesoro del amor verdadero, que produce vida en abundancia. Y fruto de ese encuentro es un abrazo intenso, para estar cerca de ese tesoro que hemos encontrado, del que no nos queremos separar. Y, para que así sea, surge la conversión del corazón, el cambio de actitud que da luz a nuestra vida, que nos aclara el rumbo a tomar y que nos convierte en luz para otros. Así es como el amor se expande y podemos cambiar nuestra realidad.

¡Empecemos por lo más sencillo! Si me ves... dame un abrazo.



Tanto la imagen como los dos vídeos han sido tomados de la web "abrazos gratis"