La consecuencia lógica de creer en un Dios que es Amor es, precisamente, intentar vivir ese amor y, por tanto, promover en la vida todo aquello que surge del amor: fraternidad, justicia, perdón, unidad, paz,... Y, además, promoverlo en sociedad, en comunidad humana, donde el individuo crece y desarrolla sus capacidades en relación con sus coetáneos. El ser humano está hecho para amar y para madurar desde el amor, por lo que su alma anhela todo lo bueno que del amor proviene, cuando éste es sincero y verdadero, es decir, cuando se basa en la donación desinteresada de sí mismo, buscando el bien del otro, siguiendo el ejemplo del sacrificio de Cristo en la cruz.
Pero, si no nos mueve el amor y ponemos nuestra vida al servicio de un dios celoso, justiciero, alejado,... estaremos creando el caldo de cultivo de la desconfianza, de la desunión, de la lucha y la violencia, creando una sociedad en la que sólo triunfa el más fuerte, que será quien detente el poder, la riqueza o la fama, sometiendo a la resignación a la gran mayoría de la sociedad.
Sé que, en esta rápida reflexión, estoy simplificando la cuestión y habría mucho que hablar, pero tengo muy claro que la religión, bien entendida, nunca puede basarse en actos de violencia y, mucho menos, de terrorismo, cuando cada prójimo con el que nos encontramos es un igual, un hermano, que tiene mi mismo derecho a una vida digna y feliz, porque, desde la fe, somos hijos todos de un mismo Dios que es Amor. Ojalá que los que critican la religión tengan también la sensatez de reconocer lo bueno de la misma y podamos todos, ateos y creyentes, construir la sociedad unida y en paz que todos deseamos.
Muy buena tu reflexión, amigo, creo que la clave está en ese Padre que se nos revela en el rostro de Jesús de Nazaret y que, en su "debilidad", muere por nosotros en la cruz. Además, la experiencia de la fe es siempre una oferta, una propuesta que Dios ofrece al ser humano, y que debe aceptar desde su libertad. Toda esta mezcla de violencia y religión es una deformación espantosa de la experiencia del amor que es Dios mismo. Un abrazo
ResponderEliminar¡Querido amigo! Paz y Bien.
EliminarDe nuevo, te agradezco tu visita y tus palabras, que siempre aportan un punto de luz y esperanza. Efectivamente, el ser humano debe elegir, en libertad, qué experiencia le puede reportar mayor sentido a su vida. Nos toca a los cristianos ser reflejo del amor divino, siguiendo el ejemplo de Jesús, para que la experiencia del amor sea verdaderamente conocida y vivida, para que llene el corazón humano y sea digna de ser tomada en consideración.
Un abrazo fraterno.
José Manuel