Hace poco recibí esta bella composición, por correo electrónico, realizada a partir del Salmo 23 (22). Y nada más terminar de ver el vídeo me vino a la memoria todo el trabajo de este largo y difícil curso, que acaba de terminar, hace ya algunos días.
Un largo curso, con sinsabores, pero también con alegrías, en el que todo el trabajo realizado (clases, tutoría, actividades extraescolares, grupo de voluntarios, este blog...) se ha hecho de buen grado, siempre en función del alumnado y ofreciéndoselo al Señor. Un trabajo, en el que ha habido errores, pero también aciertos, descuidos involuntarios y atención directa y solícita a nuestros alumnos y alumnas,... desvelo y cansancio por dar lo mejor de nosotros, como docentes, a todas y cada una de las jóvenes personas que cada día y a cada hora esperan de sus profesores esa chispa que les haga crecer como seres humanos y guíe sus pasos en su camino vital en su búsqueda de la felicidad.
Ha sido un curso de mucho trabajo, a veces, sin tiempo para el descanso pues, a las complicaciones del curso, se suman a veces problemas extracadémicos, personales, familiares,... a los que tienes que dedicar tiempo y esfuerzos,... Y el cansancio se va acumulando hasta que se llega a la recta final del curso, prácticamente, con las fuerzas contadas, en un sprint final, en el que el tiempo y las energías van a la par hacia la "foto finish" de la última meta.
El Señor es mi Pastor - Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,
porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete
en frente de mis enemigos,
perfumas con ungüento mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
No hay comentarios:
Publicar un comentario