Homenaje póstumo: Miguel Pajares

Hoy, 12 de agosto de 2014, poco antes de las 9:30 de la mañana, ha tenido lugar el fatídico desenlace del fallecimiento del sacerdote español Miguel Pajares por el virus ébola, en el hospital Carlos III, de Madrid, en el que había sido internado, tras ser repatriado desde Liberia, para ser tratado de la enfermedad.

Personalmente no conocía al Padre Miguel, pero sí tengo amigos que lo conocieron de cerca y, en todos los casos, coinciden en afirmar que era una "bellísima persona", que siempre estaba "dedicado a los demás". Así, hago mías esas consideraciones acerca de Miguel, pues estoy seguro que era de esas personas que dedican su vida al servicio de los demás, sobre todo de los más necesitados, como son los enfermos, a los que destina sus esfuerzos la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, a la que pertenecía.

Una vida dedicada por entero a los enfermos. Esa fue la pasión que inundó su corazón desde que a los doce años ingresó en la Orden Hospitalaria, en la que estudió enfermería y se ordenó sacerdote, para entregar su vida al servicio a los demás, siguiendo el mensaje de amor de Jesús de Nazaret. Había nacido en 1939, en la Iglesuela, una pequeña población de Toledo, y era el mediano de cinco hermanos. Tras muchos años de sacerdocio, decidió dedicar su vida como misionero y, así, ha estado en los últimos 18 años trabajando en misiones en diferentes países, como Irlanda, Ghana y Liberia. Ha sido en Liberia donde ha pasado los últimos siete años de su vida, en el hospital San José de Monrovia, atendiendo a muchos enfermos, incluso infectados con el virus ébola que ha terminado con su vida.

A los 75 años, a pesar de su fallecimiento, Miguel puede decir que ha estado al servicio de los más pobres, de los últimos entre los últimos, pues es en África donde están los países más pobres del mundo. Miguel no lo dudó y se fue con ellos a compartir su vida e intentar hacérsela algo mejor. Ha compartido también su muerte, pero su recuerdo y su ejemplo de vida permanecerán en nuestras mentes y en nuestros corazones, porque es la gente como Miguel la que merece ser recordada por todos.

¡Hasta siempre Miguel Pajares!

¡Descansa en la Paz del Señor!