Ha comenzado la Cuaresma el pasado 22 de febrero, miércoles de ceniza, dia con el que se inicia un tiempo de conversión del corazón y de preparación para vivir y celebrar la Semana Santa. Son cuarenta días en los que se nos invita, a los cristianos, a leer la Biblia, a orar, a reflexionar y a madurar, desde la fe, sobre el lugar que ocupa Cristo en nuestra vida y darnos cuenta del camino que nos queda por recorrer para que sea Él, su mensaje y su vida, el centro de nuestra existencia, y así poder conducir nuestros pasos por la senda de la Felicidad y del Amor desinteresado, aquel que lo da todo sin esperar nada a cambio, como hizo Jesucristo.
Como su propio nombre indica, la Cuaresma tiene una duración de 40 días, desde el miércoles de ceniza hasta el Domingo de Ramos, fiesta con la que se inicia la Semana Santa, que tendrá su culminación en la fiesta más importante del calendario cristiano: el Domingo de Resurrección. Al tener su horizonte en la Resurrección de Cristo, la Cuaresma es un tiempo litúrgico con una fuerte llamada a tomar conciencia de la realidad de la vida y de las exigencias que, para un cristiano, tiene la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
De ahí que el color litúrgico de este tiempo sea el morado, que significa preparación, austeridad, conversión, penitencia,... También, el rito de la imposición de las cenizas, con el que comienza la Cuaresma, simboliza nuestra vida pasajera, nos recuerda la inexorable y efímera fragilidad de la vida del hombre y nos lleva a reflexionar sobre la oferta que Dios nos hace: La vida definitiva del Reino de Dios.
Las cenizas provienen de la incineración de las palmas benditas usadas el Domingo de Ramos del año anterior y las pueden recibir niños y adultos. El orígen de esta costumbre, data de los tiempos remotos en que los judíos solían cubrirse la cabeza de cenizas, cuando estaban sufriendo alguna pena o hacían un sacrificio. En los primeros siglos de la Iglesia, la voluntad de convertirse se manifestaba, en acudir al Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, en colocarse cenizas en la cabeza y en vestir un burdo hábito o sayal, que denotara el deseo de hacer penitencia. Desde el siglo XI, la Iglesia de Roma instituyó la imposición de las cenizas, iniciando así los cuarenta días de penitencia y conversión.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. En todos los casos, la experiencia humana de sacrificio, privación, hambre, cansancio, lucha, fatiga, esfuerzo... da paso al gozo profundo de sentirse en el camino de Dios, en el camino de la fraternidad, en el camino de la vida humana plena, que nos lleva a la felicidad completa.
Por tanto, la Cuaresma es, una vez más, una nueva oportunidad para reflexionar sobre nuestra realidad, convertir nuestro corazón y cambiar todo aquello que en nuestra vida nos separa, tanto individual como comunitariamente, de la plenitud a la que naturalmente estamos llamados: un amor sin límites que nos haga plenamente dichosos, el amor que nos enseñó Jesucristo.
Por último os dejo un par de vídeos. El primero es un vídeo corto del canal "Rome reports", que explica brevemente el significado de la Cuaresma, y el segundo es un vídeo que me ha llegado por correo electrónico, con un pregón para invitarnos a entrar en esta Cuaresma recién iniciada con un corazón abierto y dispuesto a mejorar nuestra vida y nuestra realidad. Que así sea.
¿Qué es la Cuaresma?
Pregón de Cuaresma
Parte del contenido teórico de esta entrada ha sido obtenido a partir del blog "La Fonte que mana".
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