A veces se suele oír la expresión "es lo que hay", aludiendo a que las cosas son de una determinada manera y no pueden ser de otra, no se puede hacer nada por cambiar las situaciones humanas por muy molestas o injustas que nos parezcan. Este modo de pensar nos puede llevar al inmovilismo y al individualismo, que, al final, acaban en el relativismo... ¿Para qué vamos a preocuparnos, si no se puede hacer nada, si todo va a seguir igual? Por tanto, vayamos a lo nuestro, que con eso ya tenemos bastante, pues no hay verdades o causas universales por las que luchar.
Pero la realidad es bien distinta... Sí se pueden ir haciendo pequeños cambios, si empezamos por nosotros mismos y en nuestro alrededor. Desde nuestra propias capacidades, en nuestra vida cotidiana, es posible ir sembrando pequeños actos de amor, que son los que van a ir tejiendo redes de solidaridad y de ayuda, desde los más cercanos a los más alejados. Si de verdad nos guía el amor sincero y desinteresado, con el tiempo, veremos que las cosas pueden y deben cambiar. Empecemos por cambiar nuestro propio corazón... ¡Pongámonos en camino!
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