Se suele decir, y es verdad, que "la violencia genera más violencia", creándose un círculo vicioso en el que cada una de las partes contendientes siempre quiere quedar por encima del oponente. Esto es así cuando cada uno se centra egoístamente en sí mismo, sin ponerse en la situación del otro, creyéndose el mejor. El resultado de dicha actitud, en general, suele ocasionar sufrimiento o, incluso, la muerte.
Hace falta mucha humildad y mucho amor para reconocer los propios errores y perdonar los ajenos, pero es la única vía para construir juntos un futuro en paz, en una sociedad en la que todos tengan cabida.
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