Siempre hemos oído decir que "una imagen vale más que mil palabras" y es una afirmación que es cierta cuando de lo que se trata es de grabar en nuestra memoria aquello que nos entra por los ojos: un paisaje, una obra de arte, una foto, una persona querida,... Pero, cuando se trata de grabar en nuestro corazón las verdades profundas del alma, aquellas que sirven para guiar el sendero de toda una vida y que surgen de la experiencia y del amor, entonces quizás ya no nos valga dicha afirmación y tengamos que recurrir a las palabras. Y tal vez no hay que llegar a mil y con unas pocas nos puede bastar para ir a lo fundamental.
Esto es lo que os traigo hoy y que me ha llegado a través del correo electrónico: pequeños consejos, a veces tratados con una pizca de humor, que encierran verdades profundas, permanentes, invariables,... que parten de la experiencia y del amor. Sería bueno pararse, detenerse en cada consejo y meditarlo, descubrir las implicaciones que puede tener para la vida personal y, si se acepta la verdad que encierra, intentar integrarlo en el itinerario personal de cada uno.
En este final de un curso largo y de mucho trabajo, aquí tenéis unos cuantos consejos, acompañados de imágenes, que pueden ser también un relax para el espíritu... ¡Que los disfrutéis!
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